Definición de Fe

Según el Diccionario de la RAE, la fe es “la primera de las virtudes teologales: luz y conocimiento sobrenatural con que un ser se cree lo que Dios dice y la Iglesia propone”. La fe es el título de propiedad que nos garantiza que las cosas que esperamos son nuestras a pesar de que no las veamos con nuestros ojos físicos. La fe nos da la seguridad de las cosas que estamos creyendo ya son nuestras. La fe es el brazo que se extiende al mundo espiritual y recibe las cosas que Dios ya nos dio. La Fe es la Certeza de lo que se Espera. Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. – (Hebreos 11:1)

¿Qué es la Fe? ¿Qué significa tener Fe?

La Fe es a la vez, gracia de Dios y respuesta humana. Tener Fe significa creer -firmemente y sin dudar- todo lo que Dios nos ha revelado y lo que la Iglesia Católica -su Iglesia- nos propone como motivos de Fe.

Nuestra inteligencia tiene la tendencia a creer las cosas que son evidentes. Como hay verdades divinas no evidentes, para creerlas se necesita nuestro asentimiento a esas verdades divinas.

Jesús le dijo a San Pedro, al reconocerlo como el Mesiás: “Feliz eres, Simón, porque eso no te lo enseñó la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos” (Mt. 16, 17). Es decir, tenemos todas las gracias divinas para poder creer aun lo no comprobable y hasta increíble … pero debemos responder a esas gracias dando nuestro asentimiento. Eso es tener Fe.

En resumen, la Fe -según palabras Santo Tomás de Aquino- “es un acto del entendimiento, el cual se adhiere a la Verdad Divina, mediante una orden de la voluntad movida por la gracia de Dios”.

La Fe no es contraria a la razón. Creer no significa abdicar de la razón. Tampoco la Fe puede ser contraria a la Ciencia, pues lo verdadero no puede contradecir a lo verdadero. La verdad tiene una misma fuente que es Dios y Dios no puede contradecirse. Las realidades no-sagradas y las realidades sagradas provienen de la misma fuente que es Dios.

San Agustín nos indica cómo debe ser la relación entre la Fe y la razón, para qué y cómo utilizar nuestra inteligencia: “Creo para comprender y comprendo para creer mejor”.

Cristianismo

La fe en el cristianismo se centra en la fe en la Resurrección de Cristo (1 Corintios 15:1-4) “(…) el evangelio que os he predicado (…) De otro modo, creeríais en vano (…)“. El mismo libro dice en 15:14: “Y si Cristo no ha resucitado, nuestro predicado es inútil y así vuestra fe” (véase también Actos 2:32, Epístola a los filipenses 3:10, Juan 11:25).

La fe cristiana implica creer en todas las declaraciones y promesas de Dios escritas en la Biblia; por lo tanto, es una respuesta humana de aceptación a la gracia de Dios.

La fe no se basa en la sabiduría del hombre sino en creer en algo sin poderlo probar. Quiere decir que, la fe es un acto espiritual, por lo tanto irracional (1 Corintios 2:5; 12:9; 2 Corintios 4:13). El cristiano cree con el corazón, no con la mente (Romanos 10:9; Daniel 12:10).

En el Nuevo Testamento, el concepto de la fe incluye cuatro elementos:

1. La fe implica creer de todo corazón en que Dios Padre resuscitó a Jesús de los muertos como Señor y Salvador personal (Romanos 1:17). La verdad de la resurrección es fundada en varias maneras: (1 Corintios 15:1-4) “… el evangelio que les predico… de lo contrario, han creído en vano… “. El mismo libro dice, en 15:14: “Y si Cristo no resucitó, es inútil nuestra predicación, y es inútil tu fe” (véase también Hechos de los Apóstoles 2:32; Filipenses 3:10; Juan 11:25).

2. La fe implica arrepentimiento, es decir dejar de ser no recíproco al amor de Dios, y volverse por medio de Cristo. (Hechos 2:37-38; 2 Corintios 7:10).

3. La fe implica obediencia a Cristo (O sea, a la iglesia) y a su palabra como estilo de vida inspirada por fe (Romanos 1:5). 4. La fe implica la decisión personal de expresar confianza, amor, lealtad y gratitud a Dios(Mateo 22:37; Juan 21:15-17; Efesios 6:6; 1 Pedro 1:8)

En un sentido objetivo, la fe es la suma de verdades reveladas por Dios en la escritura y la tradición, y que son presentadas en forma breve en sus “credos”. Subjetivamente, la fe significa el hábito o virtud por el cual estas verdades se asientan.

La fe es un acto sobrenatural realizado por gracia divina. Es el “acto del asentimiento intelectual a una verdad divina debido al ejercicio de la voluntad, el cual es motivado por la gracia de Dios”(Sto. Tomás, II-II, Q. iv, a.2). Y así como la luz de la fe es un regalo concedido sobrenaturalmente sobre el entendimiento, así también esta gracia divina moviendo la voluntad es, como su nombre lo implica, un regalo igualmente sobrenatural y absolutamente gratuito. El regalo no se debe a estudio previo ni puede adquirirse por esfuerzos humanos, pero “pidan y recibirán”.

Porque la virtud es “infundida” y no alcanzable por esfuerzos humanos, es, por lo tanto, una de las virtudes teológicas.

Los misterios de la Fe están por encima de la razón, no en contra de la razón … Y creer esos misterios resulta muy beneficioso para nosotros.

Los misterios de la Fe no pueden comprobarse por medio de la razón, pues al estar por encima de la razón, son incomprensibles para nuestra inteligencia. Los misterios de la Fe desbordan nuestra limitada capacidad intelectual: es imposible que -por decirlo gráficamente- misterios infinitos quepan en nuestra inteligencia limitada.

Experiencia mística de San Agustín al tratar de explicarse el misterio de la Santísima Trinidad demuestra nuestra limitación para comprender verdades infinitas. Cuéntase que mientras San Agustín se encontraba en la playa preparándose para dar una enseñanza sobre el misterio de la Santísima Trinidad, vió a un niño tratando de vaciar el agua del mar en un hoyito que había hecho en la arena. Al preguntarle San Agustín qué estaba haciendo, el niño le respondió que estaba tratando de vaciar el mar en el hoyito, a lo que le contestó el Santo: “Pero, ¡estás tratando de hacer una cosa imposible!” Y el Niño le replicó: “No más imposible de lo que es para tí entender o explicar el misterio de la Santísima Trinidad”. Y con estas palabras el Niño desapareció.

La Fe según la Biblia

La Fe es un concepto judío que se deriva de la palabra hebrea emuná que significa tres cosas: firmeza, seguridad y fidelidad. Para el pensamiento judío, una fe que no incluya seguridad o fidelidad, es lo mismo que separar el espíritu del cuerpo, es decir: es una fe muerta (Stg 2:26).

Ésta es la definición de la fe dada en la carta a los hebreos:

“la Fe es la certeza de lo que se espera y la evidencia de lo que no se ve” (Heb 11:1).

La palabra griega: ‘élenjos’ se suele traducir tradicionalmente por: ‘convicción’, pero como hemos visto, la fe no es sólo convicción; sino obrar consecuentemente con lo que uno cree. Élenjos también significa: “evidencia” o “prueba de algo”. Así pone Yakov (Jacobo, o Santiago) el ejemplo de Abraham: que creyó a Dios y le fue contado por justicia, pero únicamente validó esa convicción cuando llevó a su hijo al altar, como Dios le había mandado (Heb 11:17; Stg 2:21-22).

Nuevo Testamento

Hebreos 11:6 describe el significado y el rol práctico de la fe: “En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que Él existe y que recompensa a quienes lo buscan“.

Resumiendo el concepto de fe del Nuevo Testamento, es una dependencia en la auto revelación de Dios, especialmente en el sentido de confianza en las promesas y de temor de los tratos que están escritos en la escritura. Evidentemente, los escritores suponen que su concepto de fe está enraizado en las escrituras hebreas.

Además, los escritores del Nuevo Testamento combinan o equiparan la fe en Dios con la creencia en Jesucristo. El evangelio de Juan es particularmente enfático a este respecto, donde Jesús es citado diciendo: “Además, el Padre no juzga a nadie, sino que todo juicio lo ha delegado en el Hijo, para que todos honren al Hijo como lo honran a Él. El que se niega a honrar al Hijo no honra al Padre que lo envió.” (Juan 5:22-23). Cuando le preguntaron: “¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras que Dios exige?“, el escritor dice que Jesús respondió: “Ésta es la obra de Dios: que crean en aquel que Él envió” (Juan 6:28-29).


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